Una
año de ajedrez universitario en Valladolid. 1978-1979
Emblema
de la delegación de ajedrez de Valladolid
( Autor: ©
Ricardo Moyano - Febrero 2021 )
(Agradecimiento
a Jesús Remis, investigador del ajedrez histórico, y a
Miguel García-Cortés Loriente)
Un
día a comienzos de otoño de 1977 el avión militar Hércules
que servía de estafeta desde Canarias se posó con cierto
estrépito en el aeropuerto vallisoletano de Villanubla y
un muchacho despistado, con 20 años recién cumplidos, se
dirigió curioseando con la mirada a los pabellones de la
base junto a su padre, un capitán ya jubilado del Ejército
del Aire. Padre e hijo permanecerían dos noches en la
residencia militar, a la espera de que se abriera tras el
período vacacional el colegio mayor Santiago, en la
capital. Para el muchacho fueron dos días de lecturas y
cierto aburrimiento, en la anodina vida del aeropuerto, de
muy escaso tráfico aéreo, y distante de la capital. Para
el padre, en cambio, supuso la oportunidad de charlar con
todos los pilotos y el personal de tierra, recuperando su
tiempo ya algo lejano de cuando estaba en el servicio
activo. A los dos días el padre tomó la estafeta de
vuelta a casa, y el joven se instaló en una habitación
del colegio mayor para terminar allí los estudios de
derecho.
Ese joven era yo, y me disponía a terminar la carrera en
la facultad. Todo era un enigma para mí. Aunque jugaba
ajedrez en Las Palmas en verano, no tenía intención de
jugar en Valladolid, pensaba que estaba alli para
estudiar..., tampoco conocía la situación del ajedrez en
esa provincia en absoluto.
Pero, casualidades de la vida, en el comedor del colegio
asignaban mesas para cuatro personas durante los
almuerzos, y en la mía coincidí con un buen jugador
burgalés, Julián Barrio. En cuanto el páter terminaba
de dar la bendición a la comida, nos sentábamos y empezábamos
a hablar de todo, y pronto Julián me dijo que
llevaba años jugando en un club abierto tiempo atrás en
Valladolid, y me animó a hacerlo yo también. El
primer año no le hice caso, me limitaba a jugar ajedrez
postal, pero tanto insistió que al siguiente curso me
decidí a jugar. Incluso montamos entre los dos un equipo
para competir en la liga provincial. Y con la compañía
de otro joven que residía en el colegio mayor, Fabio,
creamos el Caissa Universidad para la temporada 1978-1979,
de efímera existencia. Se jugaba solo a tres tableros, y
tres éramos nosotros. A los 20 años lo que no falta
nunca es el entusiasmo.
Así que dejé de invertir todo mi tiempo libre en los
cines y en las cañas y chatos por la llamada “zona húmeda”,
feudo de los estudiantes, y me impliqué algo en la escena
del ajedrez local. Julián me condujo una tarde hasta la
calle Leopoldo Cano, cerca del Teatro Calderón, donde se
encontraba el club del que hablaba, que era el C.A.
Valladolid, fundado algunos años antes, en 1972
concretamente, por Leopoldo Velasco. Me hice socio. Las
primeras tardes fui con él, y luego ya por mi cuenta. Por
cierto que en ese teatro aledaño en los años 30 se había
refundado la Falange española, y a la salida del acto
hubo disparos y muertos. Pero en 1978 era todo mas
tranquilo. El club se encontraba en un segundo piso, creo,
y lo que más recuerdo es lo bien que sentaba traspasar la
puerta para cobijarme del frío que empezaba a apretar en
esos meses. Yo no estaba acostumbrado a aquellas
temperaturas, desde luego. Eso sí, a veces había que
esperar a que llegara el encargado del club, que era por
entonces, si mal no recuerdo, el joven jugador Jesús
Carretero Ajo, y las esperas se hacían eternas. Para
entonces, un vino o un café caliente en el bar de al lado
eran la mejor solución.
Mi participación fue limitada. Mi objetivo era acabar la
carrera y los tiempos de ajedrez diario en el club de Las
Palmas eran pasado. Aunque en esos años en Valladolid se
jugaban bastantes torneos -uno patrocinado por la joyería
Coral, el social del C.A. Valladolid, el torneo de Otoño,
etc.- yo solo disputé el provincial individual y la liga
por equipos, así como dos encuentros con la selección de
Valladolid. Julián, me instruyó sobre el nivel de los
jugadores: “Están los veteranos, Leopoldo Velasco o
Guerra, que ya juegan poco.
También Otero, o Prieto. Pero los más duros son
los jóvenes, el que más quizá Santiago de los
Mozos, que ha ganado varios de los provinciales últimos,
pero también Virumbrales, Javier Alvárez, campeón
el año pasado en 1978, Matías García Quesada,
aunque este es mayor, o los hermanos Vila, o el palentino
Roberto García Lafuente que acaba de llegar y es bastante
fuerte”.
Yo la verdad es que
asentía con la cabeza, pero igual me podía haber
contado la milonga que quisiera Julián, porque no conocía
a ninguno, a excepción de Virumbrales, que había sido
campeón escolar en Marbella en 1973 donde yo también
jugué, y había participado también conmigo en el
juvenil nacional de 1974 en Pontevedra. Tampoco, fiel a mi
introversión, hice amistades en los pocos meses que jugué.
No recuerdo por cierto ver nunca a Virumbrales ni a De los
Mozos en ese tiempo.
Empecé con la liga por equipos, donde me tocaba defender
el primer tablero, y a primeras de cambio me pillé uno de
los muchos catarros fuertes a los que era tan aficionado.
Tenía fiebre, pero no había suplente posible. Así que
me alineé en el primer tablero contra el veterano
Fernando Guerra. El club era una nevera y yo jugaba con
abrigo, lo mismo que mi rival. Sólo que él había tenido
la precaución de colocar un cartón bajo sus pies.
Conforme avanzaba la partida me subió la fiebre y la
tiritera, jugué muy mal y perdí. No era un buen
comienzo, pero en las rondas siguientes ya no caí más a
la lona. Contra el equipo más duro, que era el Michelín,
logré el empate con Javier Alvarez Martín, que era el
campeón provincial vigente como ya dije, y antes campeón
juvenil provincial varios años y quinto en el nacional
del 77. El Caissa quedó tercero tras el Michelín y el
C.A. Valladolid.
Julián y yo lo hicimos bien, pero hacíamos agua
en el tablero de Fabio. Fue un gran éxito en todo caso.
El Michelín iniciaba en ese tiempo su asalto a las
divisiones nacionales, que lograria enseguida. Era
sin duda el equipo más duro de esos años. Me cuenta Jesús
Remis: "En el Michelín jugaban empleados o hijos
de empleados. Yo conocía a algunos pues jugaron
contra nosotros (Club Burgos de Ajedrez), después De la
Villa fichó por ellos hasta que cambió de equipo. El
equipo de Valladolid por los 80 ya bajó de nivel aunque
seguían siendo fuertes, salió Rubén García que no sé
si llegó a MF, Pedro García Corada que jugaba postal y
Emilio Rodríguez Huidobro que jugaba en Burgos conmigo y
estudió en Valladolid. Hubo unos cuantos años que
el ajedrez en Castilla y León quedó muy paralizado.
Burgos cuando nos marchamos en el 82 la mayoría ha estado
años sin asomar. Yo fui a Palencia y allí sólo estaba
Miguel Ángel Fernández de Pablos que estaba sancionado y
Platero Manteca, yo gané varios provinciales y después
salieron otros dos jugadores buenos, Miguel Ángel García
y Pérez (MF) que está en Madrid; Zamora prácticamente
desapareció a nivel regional. En León siguen los de toda
la vida y alguno nuevo sí salió pero en general en la
comunidad el ajedrez está muy colapsado, no hay torneos.
De los jugadores de Valladolid, Santiago Vila creo que es
médico y Aurelio Vila Dupla juez. Santiago de los Mozos
fue un alto funcionario en Fomento".
En
Valladolid, además del torneo por equipos me animé también
a jugar como Julián el provincial individual, donde quedé
segundo-cuarto junto a V. Gutiérrez y Matías García
Quesada, los tres con seis puntos. No participó ese año
Alvarez. Con siete
quedó el campeón, Roberto García Lafuente. Al
menos logré hacerle tablas con mucha dificultad, pero
perdí con Santiago
Vila.
Fotos juveniles de García Lafuente
En el centro García
Lafuente, años actuales
Y
como también dije, incorporado a la selección de
Valladolid jugué dos partidas mas con selecciones
provinciales contra Madrid y Toledo.
Aquí terminó mi participación, porque acabé en verano
de 1979 la carrera y dejé Castilla.
He
citado a Matías García Quesada. La verdad es que
ignoraba que fuera canario, y no llegué a tener trato con
él en aquel tiempo, pero recientemente encontré datos
sobre su origen canario. Nacido en 1943, era uno de los
mejores jugadores de esos años, y fundó en Valladolid la
Casa de Canarias. Profesor de física, se residenció en
la ciudad castellana ya definitivamente, pese a sus añoranzas
de su isla de origen. Fue uno de los jugadores del Michelín.
Matías
García Quesada hacia 2011
El
ajedrez que encontré en Valladolid era bastante fuerte,
sobre todo en los juveniles. De hecho el Michelín que
como dije tenía una plantilla muy joven, pronto logró
una gran trayectoria en el campeonato de España,
ascendiendo en 1981 a primera división. Incluso García
Lafuente se permitió ese año el lujo de ganar a Bent
Larsen (que jugaba en un equipo canario) en recordada
partida de ataque. En concreto, el éxito del Michelín se
concentra entre los años 79 y 82: En 1980 fueron terceros
de segunda división con De la Villa, García La
Fuente, De los Mozos, J.Alvarez, Vila, y Matías García
Quesada. En 1981 lograrían el ascenso a primera división,
pero en 1982 volvieron a segunda, y en 1983 quedaron penúltimos
perdiendo la categoría nacional.
Otros equipos de la época fueron el Santa Teresa, el
Fasa, el de la ONCE (con sede en la calle Muro, justo al
lado de mi colegio mayor, en cuyo bar merendaba yo muchas
veces), el Educación y Descanso, el histórico Jaque
club, etc.
La
vida nos lleva. Dejé de seguir el ajedrez de la ciudad.
Incluso perdí pronto el contacto con Fabio y Julián, mis
esforzados compañeros del club de la diosa Caissa. Julián
se convirtió en profesor de matemáticas, y muchos años
después, cuando estaba destinado en Ceuta, pude conversar
brevemente con el por correo electrónico. Luego volvió a
desaparecer en la noche… Pero siguió jugando torneos al
menos hasta los años 90, participando incluso en algunos
Open internacionales en la propia Ceuta. Yo lo dejé en
1992.
Y ahora, repasando las viejas planillas, me dio por saber
quienes eran esos rivales desconocidos de aquel tiempo. E
indagué un poco en la historia anterior del ajedrez de
Valladolid, con la hemeroteca y la inestimable ayuda
del investigador y amigo Jesús Remis. No es que
pretendiera llegar muy lejos, ni desde luego lo hice. Pero
puede ser útil dejar aquí cuenta de lo que fue el juego
de los reyes en la provincia hasta esos fines de los
años 70. Observé que
me había enfrentado a algunos de los históricos,
como Otero (Enrique Otero Martín), o Fernando Guerra,
pero también con Vega y los jóvenes, Javier Alvarez,
Pedro Amigo, S. Vila, etc. Pero como en todas partes, había
un “antes”. La historia del ajedrez de Valladolid se
inicia en los 40 y primeros 50 con el jugador más
destacado que fue sin duda Pedro Mateo, que ganó los
provinciales de todos los años de la década, e incluso
el de 1950 y 1951. Jesús Remis profundiza en la figura:
“Pedro
Mateo Martínez jugó muchos años en Madrid, campeonatos
de Castilla, y luego en Valladolid y en muchas semifinales
del campeonato de España. Era un jugador de mucha
experiencia”.
Aquí le vemos:
En
1953 ya empieza el relevo, hay
jugadores como Enrique
Otero Martín, de larga trayectoria, el médico
asturiano Máximo López, que gana el provincial en 1953,
y llegaría a ser subcampeón nacional en 1959, Basilio
Silva, que ganó el provincial de 1957,
pero sobre todo, por su
mayor trayectoria en Valladolid, dos que cuando Máximo
deje de competir van a dominar esos años, el médico
Fernando Guerra -precisamente mi rival en la partida de la
fiebre de 1978-, y sobre todo Leopoldo Velasco Valentín.
Leopoldo Velasco en 1962
En 1961 Guerra acumulaba 4 provinciales y Leopoldo 6
-llegarían a ser 7-, y ambos fueron nombrados “maestros
provinciales” en reconocimiento a su labor. Pero es
Leopoldo quien más se significa, y funda en 1972 el C.A.
Valladolid, la primera sede dedicada expresamente al
ajedrez en Valladolid, por donde yo aparecería esas
friolentas noches de 1978 y 1979. Otro jugador relevante
fue el asturiano Luis Alvárez Naves, campeón provincial
en 1971, y padre del joven Javier Alvárez Martín, que
destacó a fines de los 70.
Alvarez Naves recibe el trofeo de campeón provincial
de 1971
En 1970, por cierto, participó en Valladolid el palentino
Alejandro Ortega Izquierdo, campeón provincial de
Palencia varias veces, y que a partir de 1971 se afincó
en Las Palmas, donde llegó a obtener el título de M.F. Y
es que había una conexión entre al ajedrez de Valladolid
y las provincias cercanas como Burgos o Palencia.
Jesús Remis me facilitó más datos:
"Basilio
Silva, el campeón de 1957, es Basilio Silva Mansilla, fue
presidente de la federación vallisoletana y miembro también
del club Agrupación Deportiva Aguilas que debe ser una de
las primeras. Leopoldo Velasco Valentín (1924-?) también
jugó en la Agrupación Deportiva Aguilas. Máximo López
García-Riaño (médico, jugó en Madrid, Valladolid y
Asturias);), Fernando Guerra Rodríguez (Médico, jugó
también en los campeonatos de España de médicos, fue
presidente de la federación vallisoletana), Leopoldo
Velasco Valentín (7 veces campeón de Valladolid,
fundador del CA Valladolid en 1972, su hija Rosa Velasco
Palmero - campeona de Valladolid, es árbitro nacional de
ajedrez) y Enrique Otero Martín que ha jugado hasta los
80 como poco. Santiago de los Mozos, nacido en el primer
lusto de los 50, parecía mayor de lo que era cuando le
conocí, con sus barbas…"
En los años 70, como ya dije, hay nuevos jugadores,
Santiago de los Mozos Lera, nacido en 1954,
(campeón en 1974 y algunos años posteriores),
Javier Alvárez Martin, campeon al menos en 1978,
el palentino Roberto García Lafuente, campeon en 1979,
los hermanos Vila, Vega, Santos, Matías García Quesada,
Pedro García Corada -con el que jugué ajedrez postal-,
el aún más joven Pedro Amigo Román (campeón
juvenil en 1980), y otros.
En 1994, por cierto, la Federación dio un homenaje a
Leopoldo Velasco en reconocimiento a sus casi 50 años de
dedicación al ajedrez, pues llevaba jugando desde 1947, y
los últimos torneos que he localizado datan de 1991. Creo
que falleció en el año 2002.
Miguel García-Cortés Loriente, que fuera secretario del
C.A. Valladolid precisamente a partir de 1979, y
vicepresidente en los 90, me cuenta más detalles: "El
homenaje a Leopoldo Velasco fue en 1994 ,en octubre, y por
su 70 aniversario, tuvo gran repercusión con casi 100
jugadores, unos 80 en el banquete que le dimos y
adhesiones p. e. de Roman Toran. Lo organizamos Pedro
Amigo y yo. Leopoldo murió en 2003 a los 79 años,
poco después de que precisamente el club ajedrez
Valladolid cerrara sus puertas. Fue el club emblemático
en esas décadas. Leopoldo había nacido el mismo año que
uno de sus jugadores más queridos David Ionovich
Bronstein. El banquete fue en el hotel imperial al
lado de "la Sepia" y de la plaza Mayor".
El Club Ajedrez Valladolid desapareció en el año 2002.
El citado Miguel García-Cortés Loriente, uno de los
buenos jugadores de esos años, escribió con nostalgia
sobre dicho club en facebook en 2012, texto que copio con
su permiso:
Requiem
por el viejo club
(Por
Miguel García-Cortés Loriente)
"Recuerdo,
con un poso de tristeza y melancolía,
aquellas tardes felices cuando un nutrido
grupo de aficionados nos reuníamos en el
club de ajedrez... En invierno, al
abrigo de un estufa vetusta, nos apiñábamos
en torno a 3 o 4 mesas y analizábamos
partidas, jugábamos torneos relámpago,
se discutía la variante de moda... muchas
veces entre risas, en un ambiente
distendido.
Era
el mejor momento del día, el lugar mágico
donde olvidábamos por unas horas los
problemas cotidianos... el examen
inminente y mal preparado, el pleito
complicado que se va enrevesado, la
enfermedad crónica que como carcoma mina
el débil cuerpo...
Durante
lustros aquel viejo caserón, aquellas
escaleras de madera que crujían bajo el
peso de las pisadas, aquella puerta que
gemía sobre sus goznes cuando la abría
algún socio... fue un hogar, un refugio,
nuestra casa...
Aquel
lugar tenía vida, las mesas y sillas
guardaban en sus entrañas historias de
luchas calladas, tensiones y alegrías,
reyes inclinados y relojes que se paran.
El
viejo maestro, con su traje raído y
"una faria" entre los dedos,
observaba el juego de los mas jóvenes
casi "a vista de águila" y, con
cariño no exento de socarronería,
enmendaba algún que otro dislate, algún
"traslado de madera"... dictando
su cátedra con sabiduría.
Me
gustaba escuchar los relatos y las
vivencias de los ajedrecistas mas
veteranos pues la vida y el ajedrez muchas
veces se entrelazaban... yo, apenas un tímido
adolescente, me sentaba cerca de ellos
confiando en aquel refrán tan español:"quien
a buen árbol se arrima buena sombra le
cobija".
El
amor al ajedrez me empapaba como una fina
lluvia... pasaba el tiempo... mis amigos y
amigas... mas tarde mi novia... eran
centinelas que esperaban con paciencia la
conclusión de mis partidas en tal o cual
torneo y, según mi fortuna, se convertían
en compañeros de francachela o en sufrido
"paño de lágrimas"...
La
devoción por Caissa se inoculó en mis
venas con la fuerza del virus mas
persistente.
Hoy
me siento frente al ordenador... en la
soledad de mi salón... la pantalla me
muestra la imagen de un tablero... el
"ratón" se mueve mecánicamente...
no hablo con nadie y a nadie escucho.
Estoy
jugando una partida a 3 minutos con un búlgaro
"moebius c4"... las piezas y
peones se mueven como en un enjambre, de
repente aparece en rojo la palabra
"time" y suena un aplauso
"enlatado"... como si en vez de
ajedrez estuviera asistiendo a un
"gag" de Bob Hope o un oculto
regidor levantara el cartelito de aplauso
en un "show" americano.
He
ganado mas que por mi juego por mis
reflejos... como si se tratara realmente
de un encuentro de "ping
pong"... ¿donde quedó aquel Ajedrez
con mayúsculas?
No
puedo mas que añorar los ácidos
comentarios de Carlos Cuenya, las agudas
acotaciones de García Corada, las
replicas jocosas de Leopoldo Velasco o los
certeros dictámenes de Pedro Amigo.
No
es bueno recrearse en el pasado pero no
puedo evitarlo... la sociedad avanza...
los tiempos cambian... "lo
viejo" pasa, "lo nuevo"
dicta su ley.
Debo
de estar cruzando la frontera, el
"paso del ecuador" de mi
existencia y los recuerdos se adueñan por
completo de mi mente...
Por
un instante tengo de nuevo 15 años, estoy
en el instituto y mis labios musitan
"... como a nuestro parecer cualquier
tiempo pasado fue mejor..."
*El
Club Ajedrez Valladolid se fundó en el año
1972, en una casa edificada a mediados del
siglo XIX, y cerró sus puertas en el año
2002.
Su
alma y motor fue el gran ajedrecista y
mejor persona Leopoldo Velasco Valentín,
por el pasaron centenares de ajedrecistas
y fue la gran cantera del ajedrez
vallisoletano". |
|
Sirva este pequeño texto de mera introducción al ajedrez
histórico vallisoletano, y para saldar una deuda con mis
buenos recuerdos castellanos.
Dejo en la pequeña base que sigue
la mayoría de las partidas que jugué en
Valladolid y otras de jugadores históricos, algunas de
ellas inéditas, que se publicaron en El Norte de
Castilla. He añadido algunas más del sitio www.chessbites.com
donde pueden encontrarse bastantes partidas
vallisoletanas históricas.
Base
reducida partidas Valladolid años 70
Ricardo
Moyano García
(24
de octubre 2023)
|