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Estudios zaragozanos en Mannheim

José Juncosa mirando con gesto serio a un punto delante de él

( Autor: © Javier Cordero Fernández )

          José Juncosa Molins profundizó en una apertura poco convencional: 1.c3, movimiento pasivo para las blancas que no parece aportar grandes cosas a este bando en su desarrollo inicial ni pone ningún obstáculo visible a las negras. De hecho la apertura ha sido considerada como inferior y previsible por varios jugadores a lo largo de los años. Sin embargo, Juncosa investigó y jugó su apertura con asiduidad durante su carrera, con una tenacidad que sólo se puede dar a orillas del Ebro.

         Juncosa es de esos nombres que uno debe conocer si se interesa por la historia del ajedrez español. Perteneciente a la época más anónima de nuestro deporte, en la que apenas había escenarios donde darse a conocer, Juncosa labró su reputación a base de trabajo e iniciativas. Maestro de muchos jugadores aragoneses, realizo constantes visitas a otras ciudades donde pudo conocer, aprender y seguir enseñando. Colaboró en diversas revistas y periódicos hablando del ajedrez nacional e internacional, y participó en todas las competiciones que se pusieron a su alcance, llegando a ser campeón de Aragón (y, por supuesto, de Zaragoza). Destacables son los terceros puestos que logró en el Campeonato de España de 1921 y en el torneo de Zaragoza de 1919, y la segunda posición que alcanzó en el torneo nacional de Murcia 1927, sólo por detrás de Manuel Golmayo.

El destino lleva la apertura zaragozana hasta Mannheim

Vista de Mannheim

         Las dudas revoloteaban alrededor de esta apertura. Juncosa era un buen jugador, pero se encontraba alejado del nivel que podía mostrar un maestro que compitiese en los torneos europeos. Por este motivo, se quiso someter a "las jugadas zaragozanas" a una prueba de mayor calado: tendría que ser puesta en juego por maestros contrastados, lo que ayudaría a la investigación de sus distintas líneas... y de esa idea nació una iniciativa puesta en marcha por el Grupo ajedrecista de Zaragoza, club fundado en 1919 al que pertenecía Juncosa (este club desapareció en 1922 y sus jugadores se distribuyeron en tres clubes nuevos: Agrupación artística aragonesa, Centro Mercantil y Casino Zaragoza). Los directivos del club zaragozano se pusieron en contacto con la Federación alemana de ajedrez para hacerles una curiosa proposición: estaban dispuestos a patrocinar un pequeño torneo en Alemania con el requisito de que fuese una competición temática en la que todas las partidas se jugasen con la apertura zaragozana (existen pruebas documentales de la veracidad de esta proposición: se habló del tema en los diarios Bayerische Schachzeitung (27 de Mayo de 1922) y Deutsche Schachzeitung. NOTA: He podido conocer estos datos gracias a la inestimable colaboración de Ulrich Tann, lector que tanto está aportando a esta web.

          En Alemania se recibió la proposición con agrado y empezaron a trabajar en los detalles del evento. Se decidió organizar un torneo con sólo 3 maestros, pero se intentó que los tres fuesen de reputación contrastada: se invitó a Tarrasch, Mieses y Leonhardt, toda una garantía de éxito. El torneo se jugaría a doble vuelta, lo que daría un total de 6 partidas en las que se experimentaría con la apertura zaragozana. Sin duda sería muy interesante conocer la visión que tendrían de la apertura tres jugadores tan distintos: el pragmático, aunque en ocasiones brillante, Tarrasch; el explosivo y brillante Mieses y el todoterreno Leonhardt (capaz de ser brillante en muchas de sus partidas). Veamos como discurrió el torneo y las 4 partidas que se conservan:

Torneo de Mannheim 1922

Vista de la Universidad de Mannheim

Mannheim (Alemania), 21 al 27 de Mayo de 1922

PREMIOS

1er clasificado: 6.000 Marcos

2º clasificado: 5.000 Marcos

3er clasificado: 4.000 Marcos

 

#

Jugador

País

1

2

3

Total

1

Tarrasch, Siegbert

ALE

11

3.5

2

Leonhardt, Paul S.

ALE

01

1.5

3

Mieses, Jacques

ALE

00

10

1.0

 

        La apertura defraudó un poco a la crítica ajedrecística alemana por considerarla demasiado tranquila; en el diario Deutsche Schachzeitung se escribió: "Por lo que sabemos de las partidas, la apertura zaragozana conduce generalmente a un juego lento y controlado; el devenir de la mayoría de las posiciones no suele ser muy emocionante. Sea como sea, esta iniciativa honra al club de ajedrez de Zaragoza, que tanto apoyo da a su hijo espiritual y realiza sacrificios ajedrecísticos en suelo alemán". 

         Las crónicas mencionan una superioridad total de Tarrasch, que por aquel entonces estaba en gran forma, y también destacan los problemas de tiempo que tuvo Leonhardt en varias de sus partidas, lo que pudo influir en alguna de sus derrotas. En definitiva, sabiendo que estamos hablando de una apertura conservadora, los resultados del torneo no fueron una sorpresa: se impuso con rotundidad el jugador más posicional, mientras el táctico por excelencia, Jacques Mieses, se vio totalmente restringido por unas posiciones en las que no se sentía cómodo y donde no pudo desatar sus habituales ataques que escondían jugadas inesperadas y bellas... la lógica, en ocasiones anodina lógica, se posó sobre los tableros de Mannheim. 

Otra incursión de la apertura zaragozana

Sagrada Familia de Barcelona

         Como hemos comentado, José Juncosa siempre se mostró como una persona tenaz y no lo iba a ser menos con su principal creación. Por eso, insistió en investigar, y que otros probaran, las líneas de la apertura zaragozana. Años después de la experiencia de Mannheim, volvió a intentar que su apertura se jugase en otro torneo, en esta ocasión en Barcelona. Como nos cuenta nuestro gran amigo Joaquim Travesset en uno de sus artículos (ver artículo), en 1926 Juncosa se hizo eco del quinto aniversario del Club de ajedrez Barcelona y decidió enviar un obsequio a los socios del club: el libro "Les échecs modernes", una interesante publicación escrita en 1925 que para Juncosa era especial: era el primer libro en el que se hacía referencia a su apertura zaragozana, lo que el autor hizo a través una partida jugada por Juncosa en París: Juncosa-Antoniadi. El rival de Juncosa fue el famoso astrónomo griego Eugene Antoniadi (en castellano conocido como Eugenio Antoniadis), un fuerte aficionado al ajedrez que solía jugar con asiduidad en el famoso Café de la Régence. La idea de Juncosa con este obsequio era que el libro fuese un premio para el jugador que lograse una victoria con la apertura zaragozana durante el campeonato social del Club de ajedrez Barcelona. No sabemos qué jugador pudo disfrutar del regalo de Juncosa, pero lo que si nos queda claro es que su tenacidad no conocía límites ni fronteras.

Javier Cordero Fernández

(19 Marzo 2018)

 

 

Un puzzle al que le faltan piezas

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