Madrid
1933, un torneo para cambiar las cosas

( Autor: ©
Javier Cordero Fernández )
En el ajedrez madrileño de los años 30 había mucho por
mejorar. La desorganización era sonrojante, lo que
desembocaba en torneos poco serios que difícilmente
podían ser tomados en serio a nivel internacional. Los
problemas partían de la falta de rigor de los
organizadores y la poca seriedad de los ajedrecistas, con
torneos que se alargaban durante meses por diversos
motivos. Aunque el principal de ellos, que siempre traía
de cabeza a los organizadores, era la incomparecencia de
los jugadores
en varias rondas, teniendo que aplazar las partidas (en
ocasiones con motivos justificados y en otras con claros
embustes con los que los jugadores trataban de salir
beneficiados al conocer los resultados del rival). Esto
hacía que las rondas quedasen incompletas, adelantando y
retrasando partidas sin ningún orden, a lo que hay que
sumar las habituales retiradas de los participantes que no
estaban cosechando los resultados que esperaban, con la
mala imagen que todo esto transmitía y las dificultades
que entrañaba para los organizadores. Ese era el estado
del ajedrez madrileño, desordenado, con varios jugadores
de talento, pero descolocado, a bastante distancia de lo
que ocurría en Barcelona donde ya se percibía una
organización y un trabajo mucho más serio.
Sin embargo, en el torneo internacional de 1933 las cosas
cambiaron, los organizadores se mostraron inflexibles a la
hora de aplicar el reglamento, lo que se tradujo en un
comportamiento más recto de los jugadores, por lo que se
pudieron jugar las rondas de forma consecutiva y en las
fechas marcadas, sin altercados, abandonos ni
aplazamientos extraños (esto fue algo tan excepcional y que se salía de lo habitual, que varios jugadores
mostraron su admiración ante el rigor del comienzo de las
partidas y la actitud de los árbitros al poner en marcha
el reloj del jugador que llegase tarde). Y las cosas no se podían hacer
de otra forma ya que el proyecto en sus inicios fue
realmente ambicioso: se cursaron invitaciones para el
francés Eugene Znosko Borovsky, el maestro
sueco Ored Karlin, Ramón Rey Ardid, Manuel Golmayo, el
campeón y subcampeón de Cataluña (Plácido Soler y
Jaime Casas), el campeón de Valencia (Ramón Tramoyeres)
y el campeón de Sevilla (Juan Manuel Fuentes), que se
unirían a los 3 jugadores madrileños clasificados (Sanz,
Ortueta y Almirall). Sin embargo, nada salió como se
había planeado. Znosko Borovsky pidió que se le enviase
la invitación a Cette (Argelia), localidad donde pasaría
una temporada dando exhibiciones, sin embargo el maestro
francés canceló esas sesiones por lo que nunca llegó a
recibir la invitación. Manuel Golmayo y Rey Ardid
enviaron sendas cartas en las que declinaban amablemente
la invitación al no poder abandonar sus ocupaciones
laborales (de hecho, Golmayo se encontraría fuera de
Madrid durante las fechas del torneo por este motivo).
Fuentes también comunicó que le era imposible realizar
el viaje para llegar a tiempo al torneo. De los jugadores
catalanes no se recibió ninguna contestación, por lo que
se cursaron dos nuevas invitaciones, en este caso para
José Vilardebó y Rafael Domenech.

Los
dos grandes
ausentes: Znosko-Borovsky y Plácido Soler
Estos malos comienzos no se enderezaron. La organización invitó,
con cierta urgencia, al
campeón de Brasil Romano (cabe suponer que sería
campeón de alguna región de Brasil, ya que el campeón
nacional de aquella época era Orlando Roças), pero éste
tuvo
un percance al intentar cruzar la frontera con Portugal
que le retrasó enormemente impidiendo que llegase al
torneo a
tiempo. Vilardebó y Domenech tampoco
contestaron a la invitación, por lo que los organizadores
decidieron indagar que estaba ocurriendo con los jugadores
catalanes: parece ser que ninguno de ellos llegó a
recibir su invitación, las cuales fueron bloqueadas por
el presidente de la Federación catalana Orestes Llorens, lo que levantó
un gran revuelo en Madrid con las subsiguientes críticas.
Orestes Llorens se defendió a través de un escrito en el
Diario El Sol con, a mi juicio, argumentos poco sólidos.
El presidente de la Federación catalana reconoció el bloqueo de la invitaciones
por su parte, el cual fue motivado por la desconfianza que
le inspiraba el torneo dadas las bajas de
Manuel Golmayo y Fuentes (en su opinión, los dos maestros
habían dado
respuesta negativa por la falta de deportividad del torneo
o por falta de confianza), y, como finalmente reconoció,
debido a antiguas rencillas con el
Club de ajedrez Madrid (leves rencillas, ya que parece que
no perdonaban al club madrileño haberse ofrecido para
organizar el Campeonato de España entre Rey Ardid y
Casas, echándose atrás más adelante ante la falta de
financiación). Esta carta fue recibida con verdadera
indignación en el ajedrez madrileño. No nos corresponde juzgar aquí
de qué lado estaba la razón, pero esta situación
debilitó enormemente la participación del torneo. Finalmente se invitó a los jugadores
afincados en Madrid Willy Kocher, Lotario Añón y Alfonso
Cadenas, por lo que el número de participantes se redujo
a 8.
Y
por fin, el torneo
Con este abrupto prólogo, el torneo dio comienzo el 22 de Mayo
de 1933 en los salones del conocido Casino Militar (Centro
cultural del Ejército y de la Armada), institución muy ligada
al ajedrez madrileño durante décadas, al ser la sede del Club
de ajedrez Madrid (club que cambió de nombre en varias
ocasiones y que llegó a aglutinar a los jugadores más
importantes de Madrid a principios de los años 30). Estos son
los datos técnicos del torneo:
Duración: 22 al 28 de Mayo de 1933 (7
rondas)
Horario: comienzo de las partidas a las
21:00
Árbitro principal: Pedro Sánchez de Neyra
Árbitro suplente: Ricardo Jiménez
Premios: 1er clasificado - Copa de la
República y 500 ptas
2º clasificado - 300 ptas
3er clasificado - 200 ptas
Dietas: se costeó
viaje y estancia de todos los participantes |
|
El tardío horario de comienzo de las partidas, las 21h, se
escogió debido a las ocupaciones
laborales de varios participantes (esto era bastante común en
los torneos de la época en un ajedrez que distaba mucho de un
mundo profesionalizado). Por este motivo muchas de las partidas
se prolongaron hasta bien entrada la madrugada, sometiendo a un
ritmo agotador a varios de los participantes. La Copa de la
República, con que se premiaba al ganador, fue donada por el
Presidente del Gobierno Manuel Azaña.

Hall
del Casino Militar
Ante tantas bajas, la sensación del torneo fue el maestro sueco
Ored Karlin. Existía mucha curiosidad por ver su desempeño en
el tablero, ya que a pesar de su juventud había obtenido
resultados destacados en su país, y había logrado derrotar en un
match a Gideon Stahlberg por 2'5-1'5, siendo derrotado en otro
encuentro de forma ajustada por Gösta Stoltz. Dada la
importancia del ilustre visitante, el Marqués de Casa Alta,
cronista del Diario El Sol, realizó una detallada descripción
del aspecto del maestro sueco: "De estatura regular,
menos que la media de su raza, color en que se ve la sangre a
flor de piel, ojos azules de expresión infantil, pelo rubio y
laso que peina hacia atrás, y tan juvenil expresión en un
rostro de facciones regulares, que ésta comunica a su cara de
adolescente una viva simpatía, haciéndolo parecer mucho más
joven de lo que es en realidad. Representa unos veinte años
escasos, y tiene, según mis noticias, veintisiete o
veintiocho". A continuación viajaremos junto a Ored Karlin
en su paso por España, ya que no se limitó a pasar
una temporada en Madrid, lo que a su vez nos servirá para
conocerle un poco mejor:
El torneo se jugó en dos salones diferentes del Casino Militar,
los cuales siempre se encontraban abarrotados de aficionados...
aficionados que pudieron contemplar como Almirall y Karlin
comenzaban el torneo de forma desbocada, casi despótica, ganando sus 4 primeras
partidas, aunque de forma distinta ya que Karlin sufrió de lo
lindo ante Ortueta. El resto de rivales no consiguieron seguir
su ritmo, con un decepcionante rendimiento de Ortueta y
Tramoyeres, que no lograron sumar ni un sólo punto. Sanz
también había perdido casi todas sus opciones al sumar sólo
dos puntos, lo que dejaba fuera de la lucha a varios de los
favoritos. De este modo se llegó a la quinta ronda, la cual
resultaría decisiva ya que Almirall y Karlin se vieron las caras en una partida
que marcaría el destino del primer puesto.

Vicente
Almirall y Ored Karlin
La partida entre Almirall y Karlin levantó una expectación sin
precedentes. Almirall, conocido por su caballerosidad, llevó
este rasgo de su carácter al límite durante los primeros
compases de la partida: Karlin no apareció a la hora estipulada
y cuando el reloj se puso en marcha Almirall se mostró reacio a
mover y aprovechar esta inesperada ventaja. Sin embargo, seguir
esperando hubiese cargado peligrosamente su propio reloj, por lo que
terminó moviendo 1.d4. Karlin llegó 15 minutos tarde, aunque
no dio muestras de verse apremiado por el tiempo, se sentó, sacó
cuidadosamente su pluma estilográfica, encendió un cigarrillo, recolocó sus
piezas de forma simétrica y sólo después de estos
preparativos contestó 1...Cf6. La partida fue una bonita lucha
que tuvo varias alternativas, en principio parecía que el
triunfo caería del lado del maestro sueco, pero Almirall se defendió con solidez y terminó llevándose una
victoria que llenó de alborozo la sala abarrotada de aficionados
madrileños.
El torneo había quedado encarrilado para Almirall, que
certificó su victoria en la siguiente ronda al vencer a Kocher
y no pasar Karlin del empate en su partida con Cadenas. De este
modo Almirall firmaba una actuación perfecta con 6 de 6 y se
aseguraba el primer puesto una ronda antes de finalizar el
torneo. Almirall mostró un nivel de juego sobresaliente a pesar
de no contar entre los favoritos debido a su escasa preparación
en aquella época. De Karlin se esperaba más, no sólo se vio
superado por Almirall sino que dos de sus victorias estuvieron
en serio peligro en posiciones que eran ventajosas para sus
rivales.
Clasificación
final - Torneo internacional de Madrid 1933
#
|
Jugador
|
País
|
1
|
2
|
3
|
4
|
5
|
6
|
7
|
8
|
Total
|
1
|
Almirall, Vicente
|
ESP
|
|
1
|
1
|
0
|
1
|
1
|
1
|
1
|
6.0
|
2
|
Karlin, Ored
|
SUE
|
0
|
|
½
|
1
|
½
|
1
|
1
|
1
|
5.0
|
3
|
Cadenas,
Alfonso
|
ESP
|
0
|
½
|
|
½
|
1
|
1
|
1
|
1
|
5.0
|
4
|
Añón, Lotario
|
ESP
|
1
|
0
|
½
|
|
0
|
1
|
1
|
1
|
4.5
|
5
|
Sanz
Aguado, José
|
ESP
|
0
|
½
|
0
|
1
|
|
1
|
1
|
1
|
4.5
|
6
|
Kocher, Willy
|
SUI
|
0
|
0
|
0
|
0
|
0
|
|
1
|
1
|
2.0
|
7
|
De
Ortueta, Martín
|
ESP
|
0
|
0
|
0
|
0
|
0
|
0
|
|
½
|
0.5
|
8
|
Tramoyeres, Ramón
|
ESP
|
0
|
0
|
0
|
0
|
0
|
0
|
½
|
|
0.5
|
Descargar 13
partidas del torneo |
 |
Resultados
completos ronda a ronda |
 |
Gran torneo de Lotario Añón y Alfonso Cadenas. Cadenas había
sido el niño prodigio del ajedrez madrileño años atrás,
aunque no terminaba de consagrarse como un gran ajedrecista. En
este torneo firmó una de sus mejores actuaciones, con un juego
realmente convincente; su rol de eterna promesa le
perseguiría siempre, como una oscura sombra, terminando por engullirle y hacerle
desaparecer de los tableros madrileños tras la Guerra Civil. La
actuación de Añón no representó una gran sorpresa, ya que su
nivel de juego estaba contrastado y demostrado, no olvidemos que
llegó a ser campeón de Valencia en varias ocasiones; fue el
único que logró vencer a Almirall, aunque lo hizo cuando el
torneo estaba visto para sentencia.
Ortueta fue... Ortueta: mostró su conocida fuerza en el tablero
en las dos primeras rondas, logrando dos posiciones ventajosas
ante Añón y Karlin, pero en ambos
casos echó por tierra sus opciones al tratar de combinar con
demasiada brillantez. Como le solía ocurrir, cuando las cosas
no marchaban bien era incapaz de recuperar el equilibrio, por lo
que ya no pudo ni supo levantarse durante el resto del torneo.
Sin embargo, cuando preguntaron a Karlin quién había sido su
rival más duro éste contesto, sin dudarlo, que Ortueta y con
mucha diferencia sobre el resto. Tramoyeres vivió una experiencia similar a la de
Ortueta, un
mal comienzo le lastró mucho a nivel mental y tras esto fue
incapaz de enderezar el rumbo, jugando muy por debajo de su nivel. Ambos
firmaron tablas sin mucha lucha en la última ronda, lo que les
permitió salvar el honor al sumar su primer medio punto. Tal
vez sea el peor torneo que jugaron ambos ajedrecistas a lo largo
de su carrera.
La
polémica apareció al final
El torneo, que había
transcurrido dentro de una apacible normalidad, finalizó con
polémica. El motivo fue la partida de la última ronda Sanz -
Karlin, cuyo resultado quedó bajo sospecha tras la crónica del
Marqués de Casa Alta en el Diario El Sol. El marqués de Casa
Alta acusó a Karlin de ceder unas tablas a Sanz en una
posición ganadora, resultado que servía a ambos: Karlin sería
2º de forma matemática y Sanz subía un puesto para ser 4º.
Sanz contestó de forma airada en su columna del Diario Luz y la
discusión continuó a través de ambas columnas. En estas
situaciones lo mejor es que cada uno se forme su propia
opinión, por lo que a continuación tienen la posición en la
que Karlin ofreció tablas a Sanz... posteriormente Karlin
comentó que en ese momento le dolía la cabeza y no se veía
con fuerzas para continuar la lucha:
Sanz,
José - Karlin, Ored; Ronda 7

Aquí
Karlin movió 1...Rf4 y ofreció tablas. Según
Casa Alta, si las negras hubiesen seguido el siguiente plan
hubiesen ganado: 1...h3 2.Axh3 Rxh3 y se gana coronando
en un lejano futuro el peón de f6 ½–½
José Sanz era de sobra conocido por su tendencia a transformar
la realidad en su favor y siendo incapaz de reconocer su mal
torneo, arremetió sorprendentemente contra Alfonso Cadenas,
quien le había superado de forma justa, resumiendo su torneo en
pocas palabras: "Cadenas ha descendido un nuevo grado en
su etapa ajedrecística"... realmente sorprendente.
Almirall consiguió el valorado trofeo de la República y el
jugoso premio de 500 ptas... dinero que duró poco en sus
bolsillos ya que decidió dar una pequeña fiesta a la que invitó
a todas sus amistades ajedrecísticas y en la que el champán
fue el invitado de honor; sin duda eran otros tiempos y otro
tipo de caballeros.
Un
movido post-torneo
Las piezas no se detuvieron tras finalizar el torneo. Parte de
la afición consideraba que Karlin no había dado su verdadero
nivel y que en condiciones normales debería haber sido el
ganador. Por este motivo, se decidió organizar un match a 5
partidas (con una bolsa de 100 ptas) entre Almirall y Karlin
para dirimir de una vez por todas la supremacía entre ambos
ajedrecistas. Los golpes se sucedieron desde la primera partida,
repartiéndose las victorias hasta llegar a un marcador de
2'5-1'5 a favor de Karlin antes de la última partida.
Curiosamente, a pesar de que le servían unas tablas para
llevarse el match, Karlin no se mostró conservador, embarcándose en un violento ataque que puso contra las
cuerdas a Almirall; sin embargo, en posición tan complicada, se
vio apurado de tiempo y no logró rematar la partida finalizando
el encuentro en un empate que no servía para disipar las dudas
que el torneo había generado. Así transcurrió el match:
Match
Almirall - Karlin
Jugador
|
1
|
2
|
3
|
4
|
5
|
Total
|
Karlin,
Ored
|
1
|
0
|
1
|
½
|
0
|
2.5
|
Almirall,
Vicente
|
0
|
1
|
0
|
½
|
1
|
2.5
|
Descargar 1
partida del match |
 |
Al mismo tiempo que Almirall y Karlin cruzaban espadas, Sanz y
Ortueta se embarcaron en un nuevo encuentro, en este caso con 125 ptas en juego cruzadas como apuesta entre los
participantes. De este encuentro no ha quedado registrada una
información clara, se sabe que tras la tercera partida Ortueta
vencía por 2-1 (+1 =2), aunque no se conoce el resultado final.
Sin embargo, tal y como reflejó Sanz en su columna del diario
Luz, durante el encuentro se jugó el famoso final en el que
Sanz inmortalizó a Ortueta, una sucesión de jugadas geniales
que han sido consideradas como una de las mejores partidas de la
historia. Sobre este final sobrevuelan las dudas, ya que existen
tres versiones parecidas jugadas por ajedrecistas diferentes...
polémica que ya ha sido tratada en esta web y que pueden leer
en el siguiente enlace: Un
final rebosante de belleza y salpicado por la polémica.
En definitiva, el torneo internacional de Madrid ayudó a ver las cosas de otra
forma, concienciando a jugadores y organizadores de que el
mejor camino para crecer era organizar torneos de forma más
seria. Vicente
Almirall volvió a demostrar que podía ser uno de los jugadores más
fuertes del país, lo que confirmó sólo dos años después al
disputar el título de campeón nacional que ostentaba Rey
Ardid... Rey Ardid fue demasiado para Almirall, demostrando que
se encontraba en una dimensión distinta a la de sus rivales,
pero esa es otra historia.
Javier
Cordero Fernández
(18
Septiembre 2018)
|